
Mi padre dice que últimamente tiendo a encerrarme aquí, es verdad, a veces incluso como sobre el escritorio, y la puerta siempre está cerrada, es más me inquieta que se quede abierta mientras estoy dentro. Me gusta estar aislada, soy poco social. Según él yo antes era la alegría personificada y rebosaba vitalidad, se pregunta por qué he cambiado tanto y sin darse cuenta...
No lo sé, no se por qué he cambiado, tan solo se a qué he cambiado, me he vuelto una persona sumamente reflexiva y muy pasiva para ciertas cosas. Aunque ser reflexivo sea bueno porque indica que soy un ser pensante, no me alegra serlo de una forma tan extrema, doy demasiadas vueltas a todo y al final para nada porque acabo actuando según me guían los impulsos. Y cuando me encierro en mi soledad en la oscuridad, sufro porque pienso cosas que sé que están de más, no se...
No encuentro sentido a nada, ni tampoco encuentro una motivación para seguir buscándoselo, estoy hastiada de todo, y aún así sigo adelante, sé qué es lo que me hace seguir adelante, es la esperanza de encontrar alguna respuesta, respuesta ansiada que nunca parece llegar.