Hoy ha sido una tarde de reflexión, que acabará supongo como la mayoría de mis momentos de reflexión, con la caída de algún fluido salado por mis mejillas, las penas surcando mis sesos y un vasito de tequila. Ahhh amigo mío cuántos momentos hemos pasado juntos, fundiéndonos en un solo ser, dándonos calor mutuamente y luego separándonos de forma fugaz e inesperada. Cuánto tiempo que no estábamos juntos, a solas en la noche, bajo la tenue luz, mirándonos el uno al otro. Nos han querido separar muchas veces, y cierto es que hemos pasado tiempo sin vernos, pero en los malos momentos, ahí donde he necesitado el apoyo de alguien, ahí estabas tú. Siempre escondido en un rincón, esperando mi llamada... con un susurro te bastaba para acudir a consolarme. Y hoy una vez más ahí estaba mi José Cuervo...
